Alejarse de las sorpresas de las facturas de las compañías eléctricas, vivir en una zona aislada de la red, en un espacio sin acceso a la electricidad o comprometerse fielmente con el cambio energético para lograr un futuro más sostenible. Muchas y muy variadas pueden ser las razones por las que nos decantemos por instalar en nuestra vivienda o negocio un sistema con acumulación; es decir, aislado, con baterías solares.
Estos sistemas necesitan de 4 componentes imprescindibles: paneles, un regulador de carga, un inversor y baterías solares. Es precisamente este último elemento el que genera un incremento de la inversión inicial, y la principal diferencia con los sistemas conectados a red.
Desde hace unos años, se ha puesto el foco en el desarrollo de los acumuladores, haciendo posible que las nuevas baterías solares incrementaran exponencialmente su eficiencia. El litio ha llegado para quedarse, y poco a poco va copando espacios antes impensables. Su rentabilidad, cada vez más destacable, se basa principalmente en su durabilidad, su tamaño y adaptabilidad a los nuevos proyectos.
Los sistemas con acumulación, con baterías, ahora sí son una alternativa real para quienes pretenden dar la espalda a la gran red eléctrica y dar un paso al frente por el medio ambiente.